Nuestro Banco de Sangre desempeña un papel vital en el cuidado de los pacientes al cumplir una serie de funciones fundamentales que garantizan un suministro confiable y seguro de componentes sanguíneos. Desde la recolección hasta la distribución, cada paso es crucial para asegurar que los pacientes reciban la atención médica que necesitan en momentos críticos. Aquí, se separa en sus componentes individuales, como glóbulos rojos, plasma y plaquetas. Este proceso nos permite maximizar la utilidad de cada unidad de sangre, asegurando que pueda ser utilizada de manera eficiente y adaptada a las necesidades específicas de cada paciente.
La seguridad es una prioridad absoluta en cada etapa del proceso. Antes de ser distribuidos, todos los componentes sanguíneos son sometidos a rigurosas pruebas de compatibilidad y serología para garantizar que sean seguros y compatibles con el receptor. Esto incluye pruebas exhaustivas para detectar cualquier signo de enfermedad infecciosa o incompatibilidad que pueda representar un riesgo para el paciente.
Una vez que los componentes sanguíneos han sido procesados y probados, se almacenan cuidadosamente en nuestras instalaciones, en condiciones óptimas de temperatura y seguridad. Esto asegura su viabilidad y eficacia durante su período de almacenamiento antes de su uso en transfusiones y otros procedimientos médicos.
Finalmente, coordinamos la distribución de componentes sanguíneos a los departamentos clínicos del hospital según las solicitudes médicas y las necesidades de los pacientes. Este proceso se lleva a cabo con la máxima diligencia y precisión para garantizar que cada paciente reciba la atención que necesita, cuando la necesita.