El hospital San Juan de Dios de Córdoba ha acogido hoy la sesión divulgativa sobre ‘Adecuación del Esfuerzo Terapéutico’ con el objetivo de profundizar en esta estrategia al final de la vida, y ver en qué manera se conjuga la buena práctica médica con el respeto absoluto a la dignidad de la persona.
En la sesión, organizada desde el Comité Local de Ética y Bioética del centro, se ha abordado este tema desde la perspectiva de los cuidados paliativos y de los cuidados críticos que se desarrollan en la Unidad de Cuidados Intensivos, por ser estas las áreas a cuyos profesionales más de cerca les toca enfrentarse con la toma de estas decisiciones.
En este sentido, el doctor Manuel Nicolás, médico internista y especialista en cuidados paliativos, ha explicado, poniendo como ejemplo algunos casos que «cuando el final de la vida está cerca y se acompaña de grandes amenazas para el bienestar y la seguridad personal, la adecuación del esfuerzo terapéutico lo que hace es proporcionar éste al pronóstico, a las expectativas reales y a los deseos del enfermo y de sus familiares. Y todo ello, tratando de garantizar las mayores cotas de calidad y de eficacia a la asistencia».
Se trata, añade Nicolás «de que la medicina actual sea especialmente cuidadosa en el balance entre lo que es capaz de hacer y lo que está verdaderamente justificado que se haga», para evitar el sufrimiento innecesario del enfermo.
Limitación en UCI
Por su parte, el doctor Alberto Bermejo, médico intensivista de la UCI, ha hablado de la creación de un Código de Atención al Final de la Vida, que se está ultimando en la Unidad, con objeto de que se puedan tomar las mejores decisiones para el enfermo, de manera pautada y sea cual sea el profesional que deba tomarlas, en lo que se refiere a la limitación de los tratamientos del soporte vital. «Al ser la UCI un entorno muy tecnificado y un ambiente enfocado a la enfermedad hay muchos conflictos éticos en juego cuando hay que tomar una determinación de este tipo. Se busca que todos los profesionales actuemos en la misma dirección y siguiendo las mismas pautas, teniendo como centro de todo, lo que sea mejor para el paciente, le evite el sufrimiento y consiga su máximo confort y una muerte digna».
Este código es, a su vez, una de las patas que dan forma al que ya existe sobre cómo humanizar el proceso de morir en UCI, que ha sido expuesto por Inés Rodríguez Hidalgo, enfermera de esta Unidad. Un proceso que se resume en «ayudar a morir de igual manera que se ayuda a nacer, con la misma calidez y ternura».
Para ello, se intenta adaptar, lo máximo posible, el entorno propio de la Unidad a la intimidad y el respeto al paciente crítico y su familia de diferentes modos: consultando el documento de registro de voluntades anticipadas; determinando si debe existir limitación del tratamiento del soporte vital y adónde debe ir dirigido; ofreciendo cuidados especiales al paciente en cuanto limitación de ruidos, perfumes, música, etc.. con la idea de mimarlo al máximo y, por último, desarrollar también actividades dirigidas a la familia, para que asimile este proceso.
Como asegura el doctor Nicolás, la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios tiene su sentido en el alivio del sufrimiento motivado por la enfermedad y por la necesidad. «La Orden se ha distinguido siempre por estar muy atenta a los signos de los tiempos, para que su carisma dé cumplida respuesta a las necesidades reales de cada momento en el mundo de la asistencia. Y este es tiempo de comprender que los límites de nuestra actuación como profesionales de la salud están determinados por el mayor de los respetos a la dignidad de las personas, independientemente de la capacidad de éstas para reclarmarlo en el trance de la enfermedad y de la limitación».