A pesar de ser el sostén de las vísceras pélvicas ( útero , vejiga, recto ), contribuir a la contención de orina y heces , y participar de la función sexual y de la función reproductiva, el suelo pélvico es el gran desconocido de la anatomía humana, que suele adquirir protagonismo en las mujeres durante el embarazo, parto y puerperio.
Sin embargo, como explica Eva María Fernández, fisioterapeuta especialista en suelo pélvico del hospital San Juan de Dios de Córdoba, tanto en hombres, como en mujeres, mantener un suelo pélvico fuerte es muy importante » si practicamos deportes de alto impacto como el running y el pádel, o padecemos estreñimiento habitual, es básico cuidar la musculatura del suelo pélvico de manera preventiva para evitar futuras disfunciones».
En el caso femenino, apunta Eva, este trabajo se hace más necesario en momentos como el postparto para prevenir la aparición en el tiempo de disfunciones como la incontinencia urinaria o el descenso de órganos (prolapso visceral) que pueden afectar a la calidad de vida de la mujer. Por su parte, en el hombre, la reeducación de estas estructuras, si se ha sometido a cirugía urológica (prostatectomía ), ayuda a acortar el tiempo de recuperación ; además, es motivo frecuente de consulta masculina, el dolor pélvico, la incontinencia fecal o el estreñimiento terminal.
¿Cuándo acudir al especialista médico?
Si aparecen síntomas como dolor abdómino-pélvico, incontinencia de orina o de heces , descenso visceral ( sensación de ocupación en la vagina ), estreñimiento crónico, dolor o pérdida de sensibilidad en las relaciones sexuales, es necesario un diagnóstico médico para establecer un tratamiento que puede ser farmacológico , fisioterapeútico o incluso puede estar indicada la cirugía.
La fisioterapia del suelo pélvico se encarga de evaluar y tratar las disfunciones relacionadas con la pelvis y aborda diferentes complicaciones urológicas, ginecológicas, proctológicas y sexuales, con un alto grado de éxito.
En este sentido, el tratamiento fisioterapeútico variará según la disfunción diagnosticada, explica Fernández. «Hay tratamientos dirigidos al dolor pélvico, como en el caso del síndrome de dolor miofascial o la neuropatía por atrapamiento del nervio pudendo, y otros con objetivos dirigidos a la reeducación por hipotonía (debilidad) del suelo pélvico , por hiperpresión abdominal, o la falta de coordinación esfinteriana».